Escándalo en el Garrahan: Denuncian aprietes del Gobierno a residentes para levantar el paro con amenazas de despido
Una grave denuncia sacude al Hospital Garrahan: el periodista Ramón Indart reveló en sus redes un mensaje que expone cómo el Ministerio de Salud habría presionado a los residentes para que firmen un acuerdo y levanten el paro, bajo la amenaza de despidos y la imposibilidad de volver a ingresar al sistema de residencias médicas. "Salieron del hospital llorando", aseguró una fuente que vivió la situación.
El conflicto salarial que mantiene en vilo al Hospital Garrahan, uno de los centros pediátricos más importantes de la región, tomó un giro escandaloso en las últimas horas. El reconocido periodista Ramón Indart publicó en sus redes sociales un estremecedor testimonio que detalla supuestas prácticas de apriete por parte del Ministerio de Salud de la Nación para forzar a los residentes a levantar el paro que sostenían en reclamo de recomposición salarial.
Según el mensaje al que tuvo acceso Indart, el Gobierno habría ofrecido a los jóvenes profesionales dos opciones extremas: "firmar un acuerdo o recibir un acta de despido (ya completada con sus datos personales)". La advertencia, cargada de una brutalidad inusitada, residía en una cláusula que prohíbe el reingreso al sistema de residencias para aquellos que son despedidos.
"Mi fuente, quien está culminando su formación, decidió firmar el acuerdo", relató el mensaje, que añade un detalle desgarrador: "Los residentes salieron del hospital llorando, conscientes de que, al hacerlo, estaban abandonando el reclamo de todos sus compañeros en el hospital". Esta maniobra, denunciada ahora públicamente, dejaría al descubierto una estrategia gubernamental para desarticular la protesta a través de la coerción.
La denuncia no termina ahí. El mismo testimonio revela que, de manera paralela, se habría contactado a becarios y ex becarios del hospital, "ofreciéndoles puestos permanentes" con el objetivo explícito de "reemplazar" a los residentes en conflicto. Esta medida, de confirmarse, no solo sería una represalia contra quienes reclaman por mejoras salariales, sino que también implicaría una grave precarización laboral y un quiebre en la formación médica.
La situación genera una fuerte alarma en la comunidad de la salud y abre un nuevo frente de conflicto para el Gobierno. La supuesta presión ejercida sobre los residentes del Garrahan no solo pone en tela de juicio las prácticas del Ministerio de Salud, sino que también reaviva el debate sobre las condiciones laborales y la vulnerabilidad de los profesionales en formación que sostienen, en gran medida, la atención hospitalaria pública.
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